La psicopedagogía en cuestión
El cuerpo teórico de la psicopedagogía plantea una complejidad
interesante dentro del ámbito de nuestro país, Argentina. Por un lado es
eminentemente interdisciplinaria. Esta característica le ofrece una riqueza
intelectual variada pero a la vez denota una debilidad conceptual al no definir
con precisión e intensidad posturas, corrientes o líneas teóricas en las que se
posiciona frente a estas distintas disciplinas que abarca el constructo
psicopedagógico.

Por otra parte, existen intelectuales que han construido un cuerpo
teórico propio de la psicopedagogía, superando el reparto de teorías que
plantea desde un inicio la inserción de la psicología y la pedagogía; han
otorgado identidad, cuerpo y forma a la disciplina en cuestión a través de
reconceptualizaciones, reinterpretaciones y construcciones características en
las que lograron recrear las herencias primigenias del psicoanálisis y de la
psicología genética. La debilidad de esta posición es que son pocos estos
pensadores, autores e investigadores de la psicopedagogía.
Se podría pensar en una tercera postura en caso de no aceptar unirla a
la primera y es la que considera la Psicopedagogía como una rama de la
Psicología. El aprendizaje es un hecho fundamentalmente psicológico y se aborda
desde un único marco interpretativo: el psicoanálisis.
Estas consideraciones desatan en los últimos tiempos debates
inquietantes de búsqueda teorizante arribando a producciones, algunas
incipientes y otras de profunda contribución intelectual.
El mayor de los amparos frente a esta situación tiene forma de juventud.
En efecto, la Psicopedagogía es una
disciplina relativamente joven. Se inicia oficialmente como carrera en el año 1956, en la
Universidad del Salvador. En ella convergen dos grandes disciplinas, la
Pedagogía y la Psicología, y se ocupa básicamente, del ser humano en situación
de aprendizaje.
A lo largo de su breve historia, la
Psicopedagogía fue modificando sus modos de abordaje, sus recursos y métodos. Siempre
contó con los aportes de diversas escuelas, corrientes y teorías, derivadas de
variados ámbitos científicos, especialmente de la Psicología, las Ciencias de
la Educación, la Medicina y la Sociología.
Ya
en 1995, Marina Müller
describe a la Psicopedagogía como un territorio vasto, aún no delimitado en
todas sus posibilidades, en el que se estudia aprendizajes sistemáticos y
asistemáticos. Abarca la educación académica en todos sus niveles, y la
educación familiar, vocacional, ocupacional y laboral; se ocupa de la salud
mental, en cuanto aprender implica afrontar conflictos. En determinado momento
del constructo teórico de la psicopedagogía, Müller
refiere a las contribuciones más significativas, a los aportes provenientes del psicoanálisis
(Freud) y a los aportes psicoanalíticos de la escuela francesa (Lacan), las
contribuciones de la escuela inglesa (Winnicott)
y los aportes provenientes de la psicología genética cuyo máximo exponente fue
Jean Piaget.
En
los últimos tiempos una especialización de la carrera de Psicología de la UBA,
llamada Psicopedagogía Clínica a cargo de Silvia Schlemenson
parte de un recorte específicamente psicológico de la problemática de la
construcción de los aprendizajes escolares, explicando que los aspectos
psíquicos que la comprometen se encuentran en la producción de símbolos. La
teoría psicoanalítica da cuenta de las particularidades y génesis de la
producción simbólica.
Es
necesario entender el proceso histórico, su devenir en teorizaciones y
prácticas, para comprender la
complejidad del campo. Para ello, la
descripción de Sara Paín (2003)
ofrece información; la autora es una
reconocida referente de nuestra disciplina y
refiere a los procesos históricos por los que atravesó la psicopedagogía. La Psicopedagogía clínica apareció en los años 60s
como una psicoterapia de los síntomas de los problemas de aprendizaje, y más
precisamente del fracaso escolar individual.
Nótese al
respecto la preeminencia de lo individual en esta primera etapa: “Los
Psicopedagogos obedecen a las demandas sociales tratando individualmente el
síntoma, considerándolo una inadaptación personal, una mala relación del sujeto
con el conocimiento. El síntoma debe entonces ser diagnosticado estableciendo
obstáculos orgánicos, corporales, de estructuración inteligente o de
estructuración simbólica que impide el desarrollo correcto de la capacidad de
aprendizaje.”
Un abordaje
que acompañaba de manera cómplice a prácticas escolares que se sostenían,
todavía, en marcos positivistas. Pero se debe reconocer que los años sesenta y
setenta también se caracterizaron por una fuerte impronta de la teoría
psicogenética, en cuyos comienzos padeció de errores graves, como utilizar las
etapas de desarrollo como catálogos, enseñar a los sujetos las respuestas a las
tareas piagetianas, buscar “acelerar” a toda costa el ritmo del desarrollo o
tomar actitudes maduracionistas. Más adelante las interpretaciones de la teoría
constructivista en cuanto a la situación educativa se volvieron más críticas y
libres, y adoptaron otros planteamientos.
Explica
luego Paín, que en la década siguiente el fracaso escolar es transferido a las
instituciones, encargadas ahora de las capacidades del alumno. Épocas en donde
los padres, la escuela, la televisión, son los responsables y culpables,
corriéndose el riesgo de olvidar al mismo sujeto que aprende.
Sobrevienen
épocas en donde la conciencia política
del fracaso escolar en las clases desfavorecidas, se hace cada vez más aguda,
hecho que renueva el llamado a la psicopedagogía como referente importante en
el abordaje de las problemáticas escolares. Aparece como necesario cambiar los
métodos y sobre todo las actitudes pedagógicas, teniendo en cuenta aspectos sociológicos
y etnológicos. El psicopedagogo, dice
Pain se transforma en “un sociólogo
catalizador del malestar social”
El pasaje de lo individual a lo grupal, no resulta suficiente en épocas
actuales de mundialización económica y
política, los problemas de aprendizaje son “problemas de adaptación a un mundo
donde sólo los mejores son útiles” (ob Cit)
Continuando
casi con la misma línea, Silvia Baeza denuncia con fuerza la necesidad de una
nueva visión de la psicopedagogía como de la realidad.
Los acontecimientos físicos, biológicos, psicológicos, sociológicos,
económicos, políticos se interconectan a nivel mundial, las producciones
contemporáneas de diversas disciplinas avanzan en la necesidad de la
reciprocidad interdependiente.
Describe
las realidades educativas de la época actual que derivan en la necesidad de
cuestionar supuestos básicos de los fundamentos y estilos de
gestión e intervención de la psicopedagogía. La
problemática de lo interdisciplinar es constitutiva de la
psicopedagogía, se encuentra en la génesis de la estructura de su campo, ella
nace de la psicología y de la pedagogía. Baeza explica que allí precisamente se
podría encontrar alguna explicación de la incompatibilidad entre modalidades de intervención, (prácticas
psicopedagógicas), y las bases
epistemológicas que las sustentan: “lo real nos interpela desde alguna
perspectiva teórica y los psicopedagogos nos vemos obligados a realizar
intervenciones que aunque llamamos interdisciplinarias, en una mayoría de los
casos logramos abordajes pluri disciplinares, se suman miradas desde cada
disciplina.”
No
obstante su crítica, Baeza apunta a la necesidad del trabajo
interdisciplinario, miradas que no se agoten en una única disciplina, como
respuesta a la complejidad de los contextos actuales. Asume, asimismo, que la
psicopedagogía como ciencia nueva que emerge de las ciencias biológicas y las
ciencias sociales necesita que se generen publicaciones e investigaciones.
Dora
Laino, ante este panorama responde con una reflexión contundente: “Psicopedagogía
Crítica”.
Asegura que todas las acciones
profesionales son acciones políticas, vinculadas con una sociedad, a supuestos
culturales y teórico-epistemológicos. No abandona los aportes de la
psicopedagogía clínica, pero considera la necesidad de una psicopedagogía
crítica, en el sentido que le dieron a este término los integrantes de la
Escuela de Frankfurt, como J. Habermas, pero en una resignificación situada en
nuestra región.
Desde
una sociología como la de Bourdieu se podrá analizar una realidad regional y
local. Recuerda que ya contamos con evidencias en las escuelas: se comprobó que
cuando se implementan políticas neoliberales (como ocurrió en nuestro
país, llevándonos a la crisis de diciembre del 2001), aumentan las situaciones
de desamparo y descuido físico y psíquico. Ese desamparo incide en el
entendimiento de los sujetos, tanto en sus posibilidades de inteligibilidad
como en las relaciones intersubjetivas para posibilitar acuerdos.
Dice
Laino (2012): “Cuidar, restablecer y ampliar las posibilidades de entendimiento escolar es el
objeto de la psicopedagogía. Conviene que exista una tradición psicopedagógica
que aporte para resolver los problemas de nuestro mundo de la vida, en el
momento histórico que se transita, es decir, una psicopedagogía crítica que
contribuya para cumplir con fines emancipatorios”.
Laino
continúa sus reflexiones sobre la comunicación. La define como el elemento integrador de las acciones de los
sujetos y la comunicación escolar. Para
nuestro mundo resulta primordial la racionalidad emancipatoria, vinculada con
la constitución de subjetividades a través de comunicaciones dialógicas
identificatorias y éticas. Los sujetos se constituyen a partir de las prácticas
sociales de nuestro tiempo histórico y de los discursos que circulan, reflejando
esas prácticas y contribuyendo a constituirlas, en nuestro mundo de la vida, en
relación con otros. En el campo psicopedagógico hay que considerar muy
especialmente lo social. En problemas tales como la violencia escolar, la
discriminación, el desapego y el desarraigo, la
psicopedagogía puede cooperar ampliamente.
Por
último, Laino no sólo incita a seguir reflexionando sobre los marcos teóricos y
epistemológicos de nuestra realidad regional, sino también en aquellas técnicas, herramientas, artefactos o
lenguajes, subsidiarios de esos supuestos; tema que se retomará luego.
Lic. Marité Sarthe
Marina
Müller, Dra en Psicología, Lic en Psicopedagogía. Docente titular Universidad
del Salvador.
Laino, D.,
Paín, S. y Ageno, R. (2003) La Psicopedagogía
en la actualidad: Nuevos aportes para una clínica del aprender. Rosario, Argentina: Homo Sapiens.